Cuando Ricardo Romero me propuso editarlo, este libro estaba casi terminado: sólo me faltaba revisar la segunda parte, Chicas lindas. Entonces decidí incluir la crónica ficcionada La chica muerta, un poco en honor al título de la Colección Laura Palmer y otro poco en memoria de Andrea Danne, la adolescente asesinada que protagoniza mi relato.
Alguna vez espero volver sobre el tema con bastante más que los pocos datos que hoy recuerdo. El caso, plagado de misterio, empantanado en su momento por la impericia de la policía pueblerina y enseguida enterrado para siempre -probablemente con el aval de la misma policía-sigue impune.
Cuando unos pocos años más tarde el crimen de María Soledad ocupó la primera plana de los diarios, todos nos acordamos de Andrea.
Lamentablemente la violencia contra las mujeres es habitual en este país. Muchas veces termina en homicidio. Otras en desaparición, tal el caso de otra chica de mi provincia, María Fernanda Aguirre, secuestrada el 25 de julio de 2004.