domingo, 30 de marzo de 2008

Diario Perfil/Domingo 30 de marzo

Las voces de un nuevo territorio
Por Juan F. García
Poetas argentinas (1961-1980)
Compiladora Andi Nachon
Ediciones del Dock
Para un país que genera incansablemente poetas-editores, parece extraño que no haya suficientes antologías literarias que exploren otras posibilidades de leer la producción nacional. Las antologías de poesía, en verdad, brillan por su ausencia. Cuando en 2006, Irene Gruss presentó Poetas argentinas (1940-1960), la sensación fue que se venía a llenar un hueco, el mismo que se completa con el volumen que Andi Nachon (Buenos Aires, 1970) preparó continuando aquélla, de poetas nacidas entre 1961-1980.
El canon literario argentino (periodismo cultural y universitario aunados) es eminentemente masculino, con especial atención en la narrativa. El campo está compuesto por cantidad de poetas mujeres que por años fueron desplazadas por nombres de varones. Hasta los años 60 los nombres de mujeres aún son contables con pocos dedos. En los primeros 80 el reencuentro de la dispersión post dictadura nutrió las formas de leer la realidad, de contar la experiencia desde una mirada política, que en muchos casos abrevaba en el feminismo, y en las escrituras que habían empezado a gestarse en el primer lustro de 1970. Es así que el canon poético, nunca reductible, se llenó de nombres que hoy son ineludibles en la poesía contemporánea. Aun a pesar del centralismo porteño, aquí vinieron las voces que también traían el rumor de otros paisajes, otraslecturas, otras vivencias. Y es éste, quizá, un trazo grueso donde puede leerse en contexto una antología que sólo integran mujeres.
Un lugar común: toda antología es una elección arbitraria. Lo que se evidencia en Poetas argentinas (1961-1980) es una lectura generacional y estética. Una convivencia de 53 voces que, con sus diferencias más notables, arman el coro de lo que se produce en el país. Poetas que vienen interrogando al lenguaje, construyendo lo que por ahora es imposible aventurar pero que se está gestando. Han confirmado su lugar con obras precisas de lo que son muestra los poemas seleccionados: Gabriela Saccone, Beatriz Vignoli, Sonia Scarabelli, Laura Wittner, Bárbaro Belloc, Macky Corbalán, Claudia Masin, Paula Jiménez (todas ellas nacidas entre 1961 y 1972). Empiezan, podríamos arriesgar, a afianzar sus poéticas. De entre las que aún están elaborando una pregunta mayor (que incluye forma y contenido, claro está) se destacan los poemas de Verónica Viola Fischer, Florencia Walfisch, Selva Almada, Alejandra Baldovin, Carolina Esses, María Celina Galera. De entre las nuevas, el riesgo formal se evidencia en la tucumana Sylvia Basch; también se destaca Lola Arias, Florencia Castellano, Eliana Navarro, María Julia Magistratti, Clara Muschietti y Eugenia Segura. Y un bonus track: Juana Luján, Mariana Suozzo y Paula Soruco, que no ingresan en la cronología elegida, pero que por calidad de sus producciones bien merecen estar. Una extensión de la mirada sobre el futuro. La poesía de lo porvenir.
Una lectura atenta y desprejuiciada en dos vías: la primera, la individuación de cada poeta; sus días y sus diálogos con la cultura; las herencias visibles o posibles. Armar un mapa donde las voces de un vasto territorio puedan estar mínimamente representadas. (Les compete a las instituciones oficiales sostener un arduo trabajo de edición del gran mapa poético argentino, donde no valgan olvidos, tachaduras ni intereses personales.) He ahí donde comienza la segunda vía de lectura: el lugar de editor y antóloga. En Ediciones del Dock conviven las generaciones y es por eso que estas antologías encuentran su lugar de pertenencia. Andi Nachon ha editado casi una decena de libros, y ha sido antologada en las mejores muestras de poetas contemporáneos latinoamericanos. En el prólogo a la presente edición, justifica las faltas saldadas por las estéticas que tendrían su "voz" en el conjunto. La cronología como orden, descartando las nociones de agrupamientos posibles en "album familiar, jardines de las delicias, cotillón y purpurina, desmesuras, para verte mejor o sitios...".
Todos los sellos de poesía (que desde los 90 vienen siendo el trampolín para la circulación de buena parte de los y las poetas locales) están representados. Desde las editoriales de distribución nacional hasta los proyectos que quedaron en el camino, la hoja suelta, el pequeño tamaño, el bordado, la lata y el CD.
Poetas argentinas (1961-1980) es la primera en su tipo. Como toda antología, cada entrada es un recorte que, según la preferencia, nos interpelará para seguir leyendo.
"Ejercicio de atención y humildad, en trayecto alerta más a las resonancias diversas que a las líneas de pertenencia", puntualiza Nachon; y también, podríamos afirmar con Sonia Scarabelli: "continua, cambiante forma/ tan amorosamente empecinada/ en mecernos bajo la luz/ hacia el batiente y hondo/ corazón del misterio".

miércoles, 26 de marzo de 2008

Tigre suelto

Has recorrido un largo camino, muchacho!

Mañana gran presentación gran
Gólgota
la nueva novela de Oyola
Casa del Libro [Madrid]

domingo, 16 de marzo de 2008

Poetas argentinas 1961-1980 [presentación]


Martes 25 de marzo, 19.30
Casa del Escritor [Lavalleja 924]
Leen: Gabriela De Cicco/Macky Corbalán/Laura Forchetti/Eliana Navarro/Irene Ocampo/Sonia Scarabelli

lunes, 3 de marzo de 2008

Página 12/Lunes 3 de marzo

Literatura/Entrevista a la escritora Selva Almada
Por Silvina Friera

Color local, con tonos oscuros

En su reciente libro de relatos Una chica de provincia, la autora bucea en su infancia y adolescencia en Entre Ríos, para contar historias atravesadas por la muerte. Almada dice que necesitó venir a vivir a Buenos Aires para escribir sobre su tierra. (Leer nota completa)

sábado, 1 de marzo de 2008

Fshishshsh

A veces siento un silbido en el pecho como si mi caja torácica fuese mi casa de infancia, sin terminar, con techo de zinc, y tuviese otra vez ocho años y escuchase el viento del sur colándose entre las chapas flojas, metiéndose en el dormitorio sin cielorraso. Me tapaba hasta la cabeza con las mantas porque me daba miedo el paso de fantasma del viento dando vueltas en la pieza, una mariposa nocturna esparciendo su veneno de escarcha sobre mí y mis inocentes hermanos que, en el séptimo sueño, dormían con la cara y las fosas nasales descubiertas. Me dormía pensando que al día siguiente los encontraría muertos, con los labios azules y las pestañas mojadas.
En la mañana, el sol brillaba en lo alto del cielo invernal y si encontraba sus camitas vacías creía que mi madre había retirado sus cuerpos para que a mí, ahora su única hija viva, no me matase la impresión.