una chica de provincia
miércoles, 18 de noviembre de 2015
La velocidad de los días
sábado, 4 de mayo de 2013
viernes, 3 de mayo de 2013
Diario La voz del interior
Una chica de provincia
Selva Almada se ganó los elogios del público y de buena parte de la crítica con “El viento que arrasa”, su primera novela. Un pastor y su hija, un mecánico y su hijo adoptado son los cuatro personajes que protagonizan una historia mínima en un paisaje hostil.
lunes, 29 de abril de 2013
Diario Página 12
Salvaje mundo interior
miércoles, 24 de abril de 2013
Diario Tiempo Argentino
Amores, odios y una tragedia que sucede en un pueblito del Litoral
Como si fueran Montescos y Capuletos de la actualidad y en diferente escenario, un odio ancestral enfrenta a una familia de ladrilleros. En diálogo con Tiempo Argentino, la autora habló de los entretelones de su última novela.
martes, 23 de abril de 2013
domingo, 14 de abril de 2013
jueves, 21 de febrero de 2013
miércoles, 6 de febrero de 2013
Taller de lectura
domingo, 27 de enero de 2013
En El Diario, de Paraná
El libro del año es de una autora entrerriana
Un relevamiento entre escritores realizado por la revista Ñ consagró su novela como libro del año. En una nota del diario La Nación se la enumeró como uno de los escritores jóvenes que se debe leer. Pero la consagración de su libro sin dudas se dio cuando la escritora crítica literaria Beatriz Sarlo recomendó la lectura del libro de Almada en una crítica publicada en el diario Perfil.
“En principio fue una sorpresa, más allá de que me gustaba la novela y le tenía confianza nunca pensé que iba a tener tanta repercusión ya que los otros dos libros (uno de poesía y otro de cuentos) habían pasado inadvertidos”, contó Selva Almada en diálogo con EL DIARIO.
“Todo lo que se generó fue impactante porque no lo esperaba”, admitió, y señaló que se alegra mucho “tanto por la novela como por la editorial (Mardulce), que confiaron y asumieron los riesgos”.
Sarlo. La editorial Mar dulce tiene un catálogo de novelas y ensayos y tiene por costumbre publicar simultáneamente un título de cada género. Así, se editaron al mismo tiempo la novela de Almada y un ensayo de Carlos Monsivais. La editorial le envió esas dos obras a Beatriz Sarlo, más que nada para que comente el libro de Monsivais. Luego de que la intelectual publicó su crítica, en una comunicación telefónica con los responsables de la editorial adelantó su admiración por la novela de Almada que luego plasmaría en el diario. “Una historia sintonizada por momentos con los climas de algunas novelas de Juan José Saer”, aseguró.
Después vinieron las reseñas en los suplementos literarios y las críticas y recomendaciones.
“Las reseñas que fueron apareciendo contribuyeron a que el libro se conociera y se vendiera, sin dudas ayudaron mucho. A fin de año, se publicó lo de la revista Ñ, fue elegido libro del año y sirvió para que se vendiera mucho más”, destacó.
En abril saldrá su próxima novela, Ladrilleros, por la misma editorial.
“Lo que tiene en común con El viento… es que transcurren en el mismo territorio, en el Chaco, pero son más personajes, hay sub-tramas”, indicó.
Propuestas. Almada nació y creció en Villa Elisa, vivió en Paraná donde estudió el Profesorado de Letras y luego se trasladó a Buenos Aires. Allí, trabajó un tiempo como empleada administrativa. Ahora, además de escribir, dicta talleres de literatura y lectura y colabora con diarios y otras publicaciones.
“A raíz del libro, aparecieron otras propuestas de trabajo, sobre todo de talleres”, contó.
–¿Tenés algún tipo de método o rutina para escribir?
–Cuando estoy escribiendo algo más largo, como un cuento o una novela trato de ser metódica. Igualmente, me cuesta cumplir con una rutina de horarios. Lo que trato, cuando comienzo con un proyecto, es que no pasen muchos días sin escribir para no perder el ritmo y la conexión.
–¿Siempre tus proyectos tienen que ver con la novela?
–Tengo empezado algo relacionado con la crónica policial, sobre tres casos de asesinatos de chicas adolescentes no resueltos, ocurridos en Entre Ríos, Chaco y Córdoba. Hace dos años que empecé con ese proyecto pero se me ha complicado porque se necesita mucho tiempo para viajar y hacer entrevistas. Espero este año poder terminarlo.
–¿Por qué se reitera la provincia de Chaco como locación de tus novelas?
–Conozco el Chaco porque mi pareja es de allá y hace 15 años que viajo seguido. Pero también aparece Entre Ríos, como oposición en lo paisajístico. En El viento que arrasa situé la historia en el Chaco porque se da la particularidad que hay muchas iglesias protestantes y uno de los personajes es un pastor. En Ladrilleros fue porque me contaron una anécdota que transcurre en ese lugar, aunque de la anécdota original quedó muy poco. De todas maneras, la novela que estoy escribiendo ahora se sitúa en Entre Ríos, en una zona isleña. Es un fin de semana de pesca.
–¿Es posible en la Argentina vivir de la publicación de libros?
–Es muy difícil, muy pocos escritores viven de la venta de sus libros, porque el volumen de ventas no alcanza. Sólo el 10% del precio de tapa le corresponde al autor. Los escritores generalmente viven de otros trabajas que se arman en forma satelital que se generan a partir de la aparición del libro, como talleres, conferencias o publicaciones en diarios. Son muy pocos los que pueden llegar a vivir de eso. Es otra cosa si se traducen o si se llevan al cine.
jueves, 22 de noviembre de 2012
Segunda edición de El viento que arrasa
NOTICIAS
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Ya salió la segunda edición de El viento que arrasa, de Selva Almada
La calidad de ningún libro se pone en juego por sus ventas. Pero nada nos gusta más que un libro buenísimo, además encuentre muchos lectores. Es el caso de la primera novela de Selva Almada, El viento que arrasa: publicada en marzo de este año, en menos de seis meses se agotó. Esta semana, en librerías, la segunda edición.
¡Ideal para regalar en Navidad y leer en las vacaciones!
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sábado, 17 de noviembre de 2012
Programando el 2013
Los interesados pueden ir leyendo las novelas y escribiéndome.
Los norteamericanos, reedición del taller de lectura del cuento norteamericano que coordiné este año, que aborda autores como Tobias Wolff, Raymond Carver, John Cheever, Flannery O'Connor, Stephen King, Catherine Ann Porter, entre otros.
Obra en construcción. Revisión de obras terminadas o en proceso avanzado de escritura. Informes de lectura.
+info: selvaalmada@gmail.com
jueves, 15 de noviembre de 2012
lunes, 12 de noviembre de 2012
jueves, 8 de noviembre de 2012
lunes, 5 de noviembre de 2012
jueves, 1 de noviembre de 2012
domingo, 30 de septiembre de 2012
lunes, 17 de septiembre de 2012
martes, 31 de julio de 2012
¡Abierta la inscripción!
En septiembre comienza esta clínica de escritura para trabajar textos en proceso [poesía y narrativa].
Por informes clinica.escritura@gmail.com
martes, 26 de junio de 2012
Lectura en Brandon
martes, 5 de junio de 2012
Leer y escribir
*Selva Almada es escritora y profesora de literatura. Autora de El viento que arrasa (Mardulce, 2012), Una chica de provincia (Gárgola, 2007), Niños (Edulp, 2005) y Mal de muñecas (Carne Argentina, 2003). Integra diversas antologías de cuento, entre ellas Die Natch des Kometen (Edition 8, Alemania). Coordina el ciclo de lecturas Carne Argentina, uno de los más prestigiosos de la ciudad de Buenos Aires.
jueves, 1 de marzo de 2012
En su librería amiga
viernes, 27 de enero de 2012
Work in progress
Encuentros individuales.
En persona o virtuales.
+info selvaalmada@gmail.com
jueves, 12 de enero de 2012
miércoles, 14 de diciembre de 2011
miércoles, 23 de noviembre de 2011
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Nueva antología
jueves, 10 de noviembre de 2011
Noche de los museos
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Prólogo al libro de Jorge Hardmeier
En uno –que me recordó a los cuentos japoneses de fantasmas-, el narrador repite varias veces a lo largo de la historia: “Lo que puede ser mostrado, no puede ser dicho”, y esta frase o esta idea, en cierto modo, atraviesa todo el libro: se muestra para no decir, se muestra algo para ocultar otra cosa y es el lector quien debe reponer lo que falta, descubrir lo que se esconde.
Y en estos tiempos en los que los lectores engordamos de tanta literatura pre-cocida, se agradece que nos pongan en movimiento y nos hagan trabajar un poco.
domingo, 2 de octubre de 2011
Feria del libro
sábado, 1 de octubre de 2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
Por fin la primavera
sábado, 20 de agosto de 2011
Revista Cuatro cuentos
Cuatrocuentos #14
Con textos de Ramón Cote Baraibar (Colombia), Selva Almada (Argentina), Norberto José Olivar (Venezuela) y Juan Patricio Lombera (México). Además, Elsa Drucaroff recomienda Ruda macho, de Enzo Maqueira (Argentina).
El llamado, de Selva Almada
Era una mañana soleada. Aunque ya había comenzado el invierno, la temperatura era agradable, todavía otoñal.
Lidia Viel tomaba un café negro sentada a la mesita de la cocina. Desde allí, por el gran ventanal que daba al jardín, observaba al muchacho que cortaba el césped. Él y su hermano hacían trabajos de jardinería en el barrio. Lidia Viel los llamaba una o dos veces al mes, dependiendo de la estación. En el verano venían hasta tres o cuatro veces en un mes porque también se ocupaban de mantener la pileta. Casi siempre venía este, Juan, y cuando no podía lo reemplazaba el hermano. Lidia lo prefería a Juan. El otro le daba la impresión de estar siempre apurado y algunas veces dejaba cosas a medias. (Completo aquí.)
sábado, 6 de agosto de 2011
Lo que leí [7°Argentino de Literatura]
Vestía un modelo de tarde de un gris muy claro. Era un traje abotonado de arriba abajo, con solapitas y cuello camisero. Un cinturón del mismo color, muy estrecho, anudado a la cintura con un simple nudo. Calzaba altos zapatos. En torno a la garganta lucía un pañuelo de seda natural, verde y negro, formando un conjunto muy fino con el resto de su indumentaria.
Llegó un poco jadeante como si hubiese corrido mucho. Llevaba el cabello rojizo muy corto, peinado sencillamente, formando una melenita, con las patillas saliendo hacia la mejilla y un mechón de pelo sobre la frente. Los ojos tan verdes. Aquella boca suya que sabía a beso. Aquel palpitar de su pecho… Todo en ella denotaba la gran emotividad que sentía y no podía reprimir en aquel instante.”
A los siete años, tumbada en mi cama a la hora de la siesta y apretando el librito ajado y amarillento, canjeado en el quiosco de revistas, yo soñaba con ser como esta o cualquiera de las muchachas de Corín Tellado.
A mi madre le encantaban sus novelas así que siempre había dos o tres dando vueltas por la casa hasta que iba al canje y traía otras dos o tres, igualmente ajadas y maltrechas, con argumentos parecidos, pero tan fascinantes para mí: vestidos de gasa, cócteles en parques con piscina, bocaditos de salmón, besos fogosos, hombres que cuando sonreían enseñaban “un poco los dientes de lobezno hambriento”, hombres “crueles y despiadados”, que “calaban hondo”. Ella me permitía leerlas; en realidad, nunca me prohibió leer tal o cual cosa, y además me había contado que cuando era adolescente el abuelo Antonio –que murió cuando yo era muy chica- no la dejaba leer ese tipo de libros y que ella lo hacía a escondidas. Su anécdota, entonces, le agregaba un plus: estaba compartiendo con mi madre una especie de travesura.
Nota completa click!
miércoles, 27 de julio de 2011
Revista Debate
Por Hernán Ronsino
Llegan de diversas provincias a los mejores sellos editoriales de aquí y de España, sus historias transcurren en sus pueblos y escriben con voz y acento propio: la nueva literatura argentina, con Ricardo Romero, Hernán Arias, Selva Almada y Carlos Busqued, trae una promesa de renovación interior. Nota completa aquí.
domingo, 24 de julio de 2011
viernes, 24 de junio de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
martes, 10 de mayo de 2011
En Monitor Interior charlando sobre el caso Sara Mundin
martes, 12 de abril de 2011
Talleres en Paraná
domingo, 10 de abril de 2011
Editoriales independientes
viernes, 25 de marzo de 2011
lunes, 14 de marzo de 2011
jueves, 10 de marzo de 2011
Casualidad
-Sáquele, sáquele y que las vea el gobernador, que vea cómo nos tienen acá con ese basural lleno de moscas.
Me doy vuelta. Es una mujer joven y lleva una bicicleta de tiro, está por entrar a la casa de la esquina.
-Buen día... una pregunta, acá es dónde apareció el cuerpo de la chica Quevedo?
-No, no. Ahí tiraron el torso de la Maira Tévez, el año pasado. No, a la chica Quevedo la tiraron ahí enfrente-, responde y me señala otro baldío, podría decirse, un poco más amable, sin basura, sólo pastizales y algunos árboles achaparrados.
-Vos vivías acá en esa época?
-No, acá no había nada... me mudé después, cuando hicieron el barrio. Pero fue ahí. Mi marido fue uno de los que la encontró. Mi suegra siempre cuenta esa historia.
-Y él está ahora?
-Sí, está adentro con la nena... Espérese que le pregunto si quiere hablar con usted.
Mientras, voy al auto a buscar el grabador... acalorada y confundida con mi repentina buena suerte.
La mujer me hace pasar a la casa, pequeña, modesta, ordenada. Un hombre de unos 40 años le está dando de comer a una nena de 3. Le explico por qué estoy ahí. Él me dice que bueno, pero que no quiere problemas, que ya bastantes tuvo en aquellos años.
Y me cuenta la historia que es breve y sencilla: él y un amigo, adolescentes, estaban abriendo la boca en la represa, pescando a garrotazos nomás, cuando, de repente, medio escondido abajo de un árbol, vieron el cuerpo. Se pegaron el susto de sus vidas y salieron corriendo a buscar a un mayor para contarle lo que habían visto. El adulto llamó a la policía, etcétera.
Les agradezco y cuando estoy abriendo la puerta la mujer me vuelve a hablar del tema del basurero y las moscas:
-Acá a la tarde no podés sentarte ni a tomar un mate afuera de las moscas que hay...
Me quedo pensando en este hombre: 20 años después de lo que seguramente fue el hallazgo más tremendo de su vida, se anota en un plan de viviendas y, por sorteo, le toca una casa justo enfrente de donde encontró a la chica muerta. Y, por si fuera poco levantarse todos los días con vista a la antigua represa, unos años después, también enfrente de su casa, aparece un pedazo de otra chica.